lunes, 10 de agosto de 2009

Cuando se quiere se puede

Cuando los penales amenazaban y se contaban 44 minutos del segundo tiempo; apareció el, hasta ese momento, eclipsado Juan Montenegro, un delantero que se hizo esperar hasta el final para probar a la gente que sí es capaz de aportar para el equipo.
Montenegro se enloqueció cuando marcó el 2-1, el resultado que le daba la clasificación a San Martín a las semifinales de la etapa departamental – Zona Costa. Se volvió loco como el público casmeño que ayer llenó el “Valeriano López”.

Corrió con dirección a las graderías; luego volvió hasta la esquina del campo; arrancó el banderín; lo llevó como estandarte hasta la tribuna principal. Se pensó que iba a correr así por más tiempo, pero de pronto dejó el banderín, se trepó al enmallado y soltó el grito ahogado de gol acompañado de una mentada de madre de esas que da un deportista cuando tiene encima la rabia de ganar; esa especie de cólera de triunfo, un sentimiento contradictorio que encaja a la perfección con el aliento unísono de la gente.

¿Conformismo?
Ayer, tal y como acabó el partido, pareció ser la tarde perfecta para una victoria del cuadro casmeño. Porque sentir la clasificación casi al último minuto es extraordinario. Pero si se rebobina la cinta hasta el minuto uno del primer tiempo, nos encontramos con un San Martín que salió a mantener el empate que a la larga le daría la clasificación. Recordemos que “La Parada” había empatado 1-1 en Santa en el partido de ida; de manera que con tan sólo igualar 0-0 en Casma, clasificaba. Todo porque se contabilizaría por dos el gol de visitante.

Aunque el DT Dennis Bruno lo negó al final del cotejo, lo cierto es que el local se dejó estar ante un Juventud Tambo Real más agresivo y decidido. Es verdad que los santeños tenían más necesidad de marcar, pero “La Parada” regaló muchos espacios y se expuso.
Omar Muñoz, subido de peso, estuvo movedizo y generó muchas situaciones de gol. Jorge Rojas también contribuyó a desnudar algunas falencias defensivas en los naranjas.
A mitad del primer periodo Edwin Salcedo se ganó la expulsión al sumar dos amarillas. Una por falta y la segunda por irse de boca ante una decisión arbitral.
Esto, lejos de mandar a San Martín a defenderse, generó un efecto contrario. Los locales se fueron a buscar el partido y en diez minutos continuos de ataques demostraron que si querían, podían poner en serios aprietos al rival.

El peligro de estar diezmado
En el complemento, Tambo Real siempre empujado por su incondicional barra que llegó hasta Casma en gran número, volvió a tomar la iniciativa ante un equipo con diez hombres.
Entonces la balanza se inclinó. “La Parada” ni siquiera llegaba y en eso tuvo mucho que ver el gran trabajo defensivo de Jair Alcántara y Carlos Arias.
A los 16, Muñoz recibió un centro a media altura desde la derecha. En plena área ante la salida del arquero se lanzó de palomita y la pelota entró a ritmo lento. 1-0 y el subcampeón casmeño, con eso, quedaba eliminado.

Con la carga de sus diez hombres, San Martín la tenía complicada. Montenegro no aparecía, lo de Apoloni no alcanzaba y en suma no llegaba.
Ya había entrado Josué Ortiz y Bruno, en el banco, preparaba el ingreso de Luis Bazán para cambiar de tónica al mediocampo naranja. Minuto 28 y tiro libre de 25 metros para “La Parada”. Bruno aprovecha el corte en el juego y apura el ingreso de Bazán. El flaco entra con la orden de ejecutar la falta; puso la zurda y en su primer contacto con el balón manda a éste al fondo de las redes. Un golazo que retumbó el estadio.

Tambo Real entró en un shock que le duró hasta el final. Es que, después del emane, el local buscó decididamente el desnivel. Porque el 1-1 se iba a resolver por penales.
Hasta que llegó ese minuto 44 cuando Montenegro aprovechó un remate de Ortiz que chocó en el palo para, absolutamente solo, empujarla al arco.
Ahora San Martín se irá a Huarmey a definir la primera semifinal ante el local La Victoria.

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