jueves, 25 de marzo de 2010

El héroe que terminó de villano

Escribe Manuel López
El puesto estaba vacante por necesidad ante la suspensión del portero titular Wilmer Benites. Y fue entonces que Gian Torres tomó los guantes (un fierro caliente, por cierto) para defender la valla de Racing pero el antídoto fue peor que la enfermedad.

Y es que el zaguero en realidad tuvo responsabilidad directa en dos goles que al final determinaron la derrota de su escuadra.

“La bola me pica y se me va por las manos” dijo Torres Martínez en alusión al tercer gol de Los Pumas, cuando no pudo contener un tiro al ras del suelo que pasó por sus manos.
El ocasional arquero admitió que el no conocer el puesto fue gravitante pese a que él quiso salvar al equipo alineando como portero.

El jugador también dijo que faltaron varios jugadores que no pudieron jugar por el horario del partido. Agregó a la vez que la meta será solo salvar la categoría.

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